miércoles, 7 de diciembre de 2011

ARTICULO "RECUERDOS DE DIEGO PUERTA EN LA FERIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS" PUBLICADO EN OPINION Y TOROS



Artículo que publiqué en portal español:  Opinion y Toros en diciembre de 2011

“Diego Valor” era el seudónimo con el que habitualmente se llamaba al sevillano Diego Puerta, torero de leyenda que se jugaba la vida cada tarde. Su valor temerario y hasta irresponsable le valió muchas cornadas durante su carrera, siendo uno de los diestros más castigados por los toros de la historia. 

En Lima fue siempre bien recibido en las cuatro ferias en las que participó: 1959, 60, 66 y 68. Actuó en 14 corridas en las que estoqueó un total de 27 astados, a los que cortó 14 orejas.

Su debut ocurrió en la feria nazarena de 1959,  con toros de Las Salinas y alternando con Luis Segura y Juan García “Mondeño. Aquella tarde cortó una oreja al toro de su presentación. En la tercera corrida del abono mató un toro de la legendaria ganadería de Eduardo Miura, compartiendo cartel con Antonio Ordóñez y Mondeño. El triunfo llegaría la tarde siguiente cuando cortó dos orejas y salió a hombros, repitiéndolo dos semanas después en la corrida extraordinaria que cerró el ciclo.

En 1966, su valor espartano lo hizo brillar en una emocionante faena a “Vuñuelero”, un toro de la divisa portuguesa de coimbra que peleó con constante fijeza y codicia. “Don Valor”, vestido de morado y oro, se jugó la vida en cada suertee ante un bravo animal que rozaba con sus astas los alamares y caireles de su chaquetilla, creando una atmósfera de tragedia en la plaza. Resultó cogido pero nuevamente se puso delante, a milímetros de los pitones, para torear por alto y por bajo. A pesar de que falló con el estoque, el público protestó por la oreja que el Juez no le concedió.

En la misma feria, el 6 de noviembre, tuvo lugar un suceso insólito cuando tras haber cortado dos orejas al que abrió plaza, no pudo matar dentro del tiempo reglamentario a “Granadillo”, un ejemplar de Huando de 642 kilos. Puerta pegó un mitin con la espada y tuvo que retirarse para que el toro regresara vivo a los corrales, en medio de una bronca descomunal.  Se trata de la única res que Diego Puerta no pudo matar en el tiempo reglamentario a lo largo de toda su carrera profesional.

En 1968, con nueve años como matador, millonario, cuatro hijos y muy castigado por los toros, participó por última vez en la feria del Cristo moreno. Aún así, Puerta continuaba arrimándose y exponiéndose como un novillero sin contratos. En la cuarta corrida de ese año, le hizo una faena de las suyas a uno de Jaral del Monte en la que arriesgó muchísimo. Honrado y pundonoroso, dio la cara siempre y nunca dejó de cumplir con la responsabilidad de su oficio.


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