sábado, 16 de mayo de 2015

EL LEGADO DE UN GENIO - 95° ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO Escribe JAIME DE RIVERO

EL LEGADO DE UN GENIO
95° aniversario de la tragedia de Joselito
Por Jaime de Rivero

El 16 de mayo de 1920, las astas del toro Bailaor del hierro de la Sra. Viuda de Ortega, le arrebataron la vida a José Gómez Ortega “Joselito”, también conocido como “Gallito”. El ruedo de Talavera de la Reina fue el escenario del dramático episodio que puso fin a la llamada Edad de Oro del Toreo, en la que junto con su compañero Juan Belmonte, conquistaron a todos los públicos en una formidable competencia que no ha tenido paralelo en la historia.

La muerte lo sorprendió joven, a los 25 años; no obstante fueron suficientes para demostrar desde muy niño, ese arte incomparable que lo convirtió prontamente en el “Rey de los Toreros”. El de Gelves fue un lidiador extraordinario gracias a una cualidad fundamental: tenía un profundo conocimiento, tanto de las reses como de las suertes del toreo. Como bien apuntó Gregorio Corrochano “llevaba el toreo en la cabeza, como si le hubiesen ajustado la montera para que no se le cayera en la brega”.

Los tratadistas han sido injustos con Joselito, al catalogarlo como el arquetipo de la antigua tauromaquia, aquella que se practicaba, esencialmente, con lances por cada pitón sin ligarlos en redondo.  Contrariamente a lo que dice la historia oficial, Gallito fue el primero que intentó transformar esa vieja forma de lidiar, como consta en los videos que muestran su persistencia por ligar los muletazos en redondo, que es el principal cambio en la técnica de torear y que, además, define y distingue al toreo moderno. Joselito no pudo lograrlo porque el toro fiero y desclasado de entonces no se lo permitía.

Por ello, no es casualidad que personalmente se haya ocupado de impulsar la selección ganadera hacia las nociones de bravura que hoy están vigentes. Joselito sabía que el toreo que añoraba, sobre todo de muleta, requería dotar al toro de ciertas condiciones morfológicas y de acometividad, como la fijeza, la humillación y la clase, que no se tenían entonces.

Banderín de la corrida conmemorativa del 50° aniversario de la muerte de Joselito.
Colección  Jaime de Rivero
La selección ganadera, la instauración del peto, la transformación de la suerte de varas y las secuelas de la devastadora Guerra Civil que casi aniquila la cabaña brava, fueron los factores principales que permitieron un toro más adecuado y de condiciones aparentes que Manolete pudo aprovechar para torear ligado en redondo todas las tardes.  

La revolución Manoletista que dio pie al toreo denominado “neo clásico”, se cimentó en la técnica de Gallito y tuvo en Antonio Ordoñez, al paradigma de la clase y estética. Seguirán en la línea evolutiva como principales eslabones, Paco Camino y José Marí Manzanares, hasta llegar a Enrique Ponce, que reúne en porciones privilegiadas la técnica impuesta por Manolete, la estética de Ordoñez y los profundos conocimientos de Joselito.

La fiesta de los toros sobrevive hasta la actualidad gracias a la enorme evolución que ha tenido lugar en los últimos cien año s que le ha permitido transitar de la recia crudeza hacia la estética. Este cambio trascendental comienza a fraguarse con las innovaciones que Joselito propuso hace casi cien años, lo que ha sido su principal legado a la tauromaquia universal.

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