jueves, 15 de diciembre de 2016

"LA FERIA QUE HACE AFICION" (RESUMEN ACHO 2016) Escribe JAIME DE RIVERO

Acho se llenó hasta la bandera en dos tardes
LA FERIA QUE HACE AFICION (RESUMEN ACHO 2016)

Revista CARETAS
Escribe JAIME DE RIVERO

La Feria de los 250 años de Acho tuvo un gran éxito y ha sido la mejor en muchos años por dos factores  principales: el juego del ganado y las grandes faenas, hasta seis de alta categoría. Cinco tardes, tres con puerta grande, pero que no se reflejaron en trofeos por culpa de la espada, que fue la cruz de la feria.

LA EMPRESA
Con condiciones leoninas y contra el tiempo, Casa Toreros Consorcio Perú, liderada por Pablo Moreno, Juan Pablo Corona y su socio peruano Juan Manuel Roca Rey, asumieron el enorme reto y en cuatro meses montaron una feria de categoría, con excelentes carteles y ganado español, para conmemorar el primer cuarto de milenio de Acho.

Después de muchísimo tiempo, Acho está dirigida por una empresa profesional en toda la extensión de la palabra; con vasta experiencia, maneja varias plazas y apodera toreros, pero sobre todo que tiene una gestión seria que se evidenció en muchos aspectos incluyendo el buen manejo en los medios, llevando a los toreros a la TV o auspiciando espacios en señal abierta, como también en redes sociales, y comunicándose con el aficionado a través de eventos, tientas y conversatorios, estos últimos en colaboración con la Peña Taurina El Puntillazo, que los realiza desde el 2014, en los que estuvieron los ganaderos y toreros, explicando y enseñando los secretos de esta afición. Lástima que no asistieron esos que escriben barbaridades por internet, si no se escucha a los profesionales españoles ¿a quién?

La confianza en un empresa taurina se mide en la taquilla. Aquí hay dos logros importantes: (1) se elevó el número de abonados de 3,080 a casi 3,500, continuando el crecimiento que se inició en el 2014, cuando Citotusa tomó la plaza; (2) Llenó Acho en dos tardes (que no ocurría hacía más de 15 o 20 años) y en otra 3/4 de entrada, gracias a una arriesgada pero acertada programación de carteles, que se inició con un llenazo impresionante en la primera de abono, se sobrepuso a los inesperados feriados de la APEC y terminó con una terna que el otro año, se repetirá nada menos que en el Domingo de Resurección de Sevilla.

Cierto es que hubo una reducción en los precios al estandarizarlos por grupos de filas, aunque algunos abonados se vieron perjudicados, pero la plaza continúa siendo las más cara del mundo. El desproporcionado arrendamiento que se paga a la SBLM, determinado en concurso público, no puede ser modificado hasta el 2021, por lo que la empresa, además de controlar los costos, debe procurar otros ingresos que permitan reducir el precio de las entradas. La explotación turística de Acho durante todo el año, es una alternativa que bien podría subvencionar los toros.
Cartel de los 250 años, una genialidad del maestro Gerardo Chávez.
El miniabono y los descuentos anunciados durante la feria, son efectivos para llevar gente, pero deben sopesarse porque perjudican a algunos que pagaron el abono completo. Se equivocó con Tu Entrada, complicando la venta de tickets.

La empresa tiene el reto de retener al público que trajo Roca Rey este año, consolidarlo y superar los 4,000 abonados en el 2017, como se logró en el 2009 con José Tomas. Con una reaparición del de Galapagar, se podría alcanzar esa meta en el 2017 o 2018.

La principal obra de la empresa fue la colocación de albero procedente de Huarmey, dejando el ruedo en óptimas condiciones para la lidia, también se hizo un trabajo importante de mantenimiento en la barrera y otras inversiones menores. Sin embargo, la obra más relevante para la preservación de la plaza, fue la reparación general del sistema de agua y desagüe, con una inversión cercana al millón de soles, y que fue costeada por la SBLM, que después de décadas hace una reparación significativa en Acho.

EL GANADO
Fue el pilar del éxito del ciclo. Excepto la de Campo Nuevo que no dio buen juego, las corridas españolas permitieron muchas faenas de triunfo y corte orejas en todas las tardes, abriéndose la puerta grande en tres ocasiones. Pocos astados fueron protestados de salida y no se utilizó ningún sobrero. El número de toros que embistieron fue extraordinariamente alto, y al menos 20 de un total de 30 lidiados eran para cortar trofeo. El Escapulario de Plata fue para “Veraneante” de Hmns. Garcia Jimenez, lidiado por Manzanares. Por su juego y bravura, destacaron las corridas de Juan Pedro Domecq y Hmnos. Garcla Jiménez, luego la de Zalduendo y la de Garcigrande.
ROCA REY Y MANZANARES A HOMBROS,
GRAN JUEGO DE LOS DE HMNOS. GARCIA JIMENEZ DE LA CASA MATILLA.
La presentación fue el punto débil. La mejor presentada fue la de Juan Pedro Domecq, luego la de Zalduendo. Las demás estuvieron desiguales y en el límite reglamentario. La de Hmnos. Garcia Jimenez se salvó por sus hechuras y, sobre todo, el buen juego que dieron. En muchas plazas como en Lima, la movilidad tapa defectos y acalla las protestas. Es una realidad.

Se comenta que la empresa pretende traer el ganado en marzo, puede ser conveniente, pero además del sobrecosto de arrendar fincas, difícilmente, acepten ganaderos como Juan Pedro Domecq, por el riesgo de que puedan extraerle semen de los toros en tan largo periodo de tiempo hasta su lidia.

LOS TOREROS
El pilar de la feria y tirón taquillero fue Andrés Roca Rey, que actuó en dos tardes triunfales, saliendo a hombros en el mano a mano con El Juli y luego cortando cuatro orejas con Morante de la Puebla y Manzanares en el cierre de feria. Cortó seis orejas y se erigió como triunfador de la feria, recibiendo, además, el Escapulario de Oro, convirtiéndose en el primer peruano que lo obtiene en dos oportunidades y, con Ángel Teruel, los únicos que lo han logrado consecutivamente. Sin duda, que un hijo de sus tendidos esté camino a figura del toreo es el mejor homenaje que ha podido recibir la plaza de Acho en sus 250 años.

José María Manzanares regresó a Lima después de unos años y lo hizo como la gran figura que es. Brilló con su primer toro, en una faena que malogró con la espada. Con el segundo, “Veraneante” también de Hmnos. García Jimenez, al que se le dio vuelta al ruedo y se premió con el Escapulario, de Plata, realizó una faena extraordinaria de principio a fin, que tuvo lugar en los medios, citando a distancia para torear en series largas, limpias y profundas en el toreo fundamental. Sin lugar a dudas, la mejor faena de la feria por encima de las de Ponce, Juli, Roca Rey y Talavante.
Enirque Ponce, en su mejor momento en Acho.Foto Agustin Carbone
Enrique Ponce ratificó una vez más porque es Torero de Lima. Y no por los dos faenones magistrales, uno de rabo que malogró con la espada, sino por la forma en que pone a hervir la plaza desde el paseíllo. Nadie genera esa sensación en Acho, ni el propio Roca Rey -por ahora. No en vano el valenciano es quien más ferias ha toreado, 17, y quien ha actuado por más tiempo en la feria, 25 años, compartiendo estos records con José María Manzanares y Sebastián “Palomo” Linares, respectivamente.

El Juli vino decidido a jugarse entero y sin dar tregua a Roca Rey, dejó en el recuerdo una faena inmensa a gran toro de Garcigrande, perdiendo las dos orejas con la espada. La mejor faena del Juli en Acho desde su presentación en 1998.

Vimos a Alejandro Talavante en su mejor momento, poderoso y artista, muy placeado con un sitio o colocación impresionante, que le permite encontrar toro en todo momento y ligar los muletazos.  Tuvo una gran faena con el 5to de Juan Pedro Domecq, al que no desorejó por la espada.

Morante de la Puebla estuvo predispuesto y logró soberbios muletazos al primero de su lote, pero no pudo acoplarse con el segundo.

Alberto López Simón recibió una oreja en el mano a mano con Joaquin Galdos, pero pudo cortar mas de no fallar con la espada. Cumplió sobradamente con los de Zalduendo, pero no dejó mucho para el recuerdo.
Alejandro Talavante
Joaquín Galdos tuvo una actuación discreta en el mano a mano con López Simón, en el que cortó una oreja. Tiene sobradas condiciones para ser figura, pero deberá pelear desde abajo como todos en España. Todo depende de él.

Joselito Adame estuvo voluntarioso como siempre, es un buen acompañante de las figuras, pero muy por debajo de ellas. Prácticamente inéditos se fueron Juan Bautista y Daniel Luque, que sufrió una fuerte cornada y tuvo que ser operado. Para diferenciarse, Gines Marin sacó raza y se metió un arrimón con un peligroso camponuevo, presentando sus credenciales como torero que quiere ser figura. Los tres pueden volver.

LA AUTORIDAD
Cometió los mismos errores de siempre, tanto en el pase de ganado que no reunía el trapio necesario, como también en la concesión de trofeos, no midiendo con la misma vara a todos los toreros, especialmente en cuanto a la colocación de la espada se refiere. Debe uniformizar su criterio.

El alcalde Peramas cumplió su promesa de peatonalizar el Jr. Hualgayoc por los 250 años de Acho, cambiándose radicalmente la apariencia del barrio taurino, lo que abona a favor de la explotación turística del recinto.

LOS ESCAPULARIOS
Se ha discutido mucho sobre su concesión y el problema de fondo es, por un lado, la informalidad en cuanto a lo que se premia que no está claramente definido ni regulado, y por encima de ello, la composición del jurado.

El prestigio de un premio depende de la calidad e idoneidad de las personas que lo otorgan y, en el caso concreto, funcionarios públicos y aficionados elegidos por sorteo, no brindan ninguna garantía. 

Al igual que en las plazas importantes del mundo y como hasta hace unos años en Acho, el peso de la decisión de los escapularios de oro y plata debe recaer en los estamentos taurinos, porque son los que más conocen y mejor pueden valorar lo sucedido en el ruedo. 

jueves, 8 de diciembre de 2016

MANZANARES PREMIADO CON LA PUNTILLA DE PLATA 2016 DE LA PEÑA EL PUNTILLAZO DE LIMA



JOSÉ MARÍA MANZANARES PREMIADO CON LA

“PUNTILLA DE PLATA 2016”

DE LA PEÑA TAURINA EL PUNTILLAZO DE LIMA

La Peña Taurina el Puntillazo de Lima otorgó el premio “Puntilla de Plata 2016 al matador de toros José María Manzanares por la lidia del toro “Veraniante” de la ganadería García Jiménez, corrido en quinto lugar en la quinta corrida dela Feria del Señor de los Milagros que este año ha sido conmemorativa de los 250 años de la plaza de toros de Acho.

La Peña Taurina El Puntillazo fue fundada en el año 1986 y es una de las asociaciones de aficionados más reconocidas de Lima. Desde el año 1989, otorga la codiciada “Puntilla de Plata” con la que se premia al matador de toros que realiza la mejor lidia según las condiciones del toro.

Para la valoración de las faenas, primero se evalúa las condiciones del toro para determinar si fue aprovechado en su totalidad, corregidos o menguados los defectos, sacarle el fondo de bravura, entre otros.  Asimismo, la evaluación considera la dirección de la lidia, el toreo de capote, los terrenos, la colocación del toro para el primer tercio, la ejecución, la brega y el orden del segundo tercio, la faena de muleta que incluye la ejecución de la suerte suprema.

Para la elección del premio se evaluaron las siguientes faenas:
1.       Julián López “el Juli” en la lidia del toro “Rabanillo” de Garcigrande lidiado en quinto lugar de la primera de abono.
2.       Enrique Ponce en la lidia del toro “Alucino” lidiado en primer lugar en la cuarta de abono de Juan Pedro Domecq.
3.       Alejandro Talavante en la lidia del toro “Orgía” lidiado en segundo lugar en la cuarta de abono de Juan Pedro Domecq.
4.       Alejandro Talavante en la lidia del toro “Malcosido” lidiado en quinto lugar en la cuarta de abono de Juan Pedro Domecq.
5.       José María Manzanares en la lidia del toro “Veraniante” lidiado en quinto lugar en la quinta de Abono de García Jiménez.
6.       Andrés Roca Rey en la lidia del toro “Pelifino” lidiado en sexto lugar de la quinta de abono de García Jiménez.

Luego de la evaluación que marca la seriedad de la elección, la votación fue la siguiente:

·         José María Manzanares, 20 votos
·         Julián López “El Juli” 1 voto
·         Los demás analizados no recibieron voto alguno.

                                                                                                                          Lima, 08 de Diciembre de 2016.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

CARETAS : "EL MONARCA DE ACHO" Escribe Jaime de Rivero

"EL MONARCA DE ACHO"
Crónica de la 5°Corrida de Acho 2016

Roca Rey cortó 4 orejas y recibió el Escapulario de Oro. José María Manzanares brindó una faena soñada 
de muchos años. 

Revista CARETAS (Lima)
Escribe JAIME DE RIVERO

Otra gran tarde de toros se vivió en Acho. El cierre de feria fue a lo grande, con plaza llena y tres artistas con distinta concepción del toreo, que hicieron vibrar a la afición limeña lidiando seis toros de García Jiménez, que cumplieron con las justas en presentación, pero que embistieron sin excepción, destacando por su bravura los lidiados en 3°. 5° y 6°lugar.

Se esperaba mucho a Morante y no defraudó. Cortó una justa oreja al primero de la tarde, que humillaba con más clase por derecha.  Aunque no vimos lo mejor de su tauromaquia, hubo pasajes pintureros, como las finas verónicas y los derechazos templados en series que llevaban el sello propio de este artista sevillano. Molinetes y otros adornos fueron el preludio de una estocada en lo alto que tumbó al toro sin puntilla. Con el cuarto no hubo mucho con el capote y la muleta. Inició la faena con pases de tanteo a un toro que se movía pero sin mayor trasmisión. Por el derecho acudía con más claridad pero Morante no se acopló, dejando todo en silencio.

José María Manzanares estuvo cumbre en Acho. Fue el Manzanares de Madrid y Sevilla. El que torea con más clase del escalafón. Al segundo, que embestía con prontitud y nobleza, lo recibió por verónicas con las que templaba la embestida del burel.  Tras la pica y las banderillas, inició el tercio de muerte  por derechazos llevándolo templado en todo su recorrido. Como por el izquierdo se quedaba corto, retomó el derecho para –ahora si-  bajarle la mano. Faena breve acorde a las fuerzas de su oponente. Pinchó tres veces, dos recibiendo y una al volapié, para luego acabar con el astado, perdiendo una oreja. 

Saltó a la arena el quinto, “Veraneante”, para mostrar su bravura desde los primeros lances de recibo que el alicantino le endilgó con suavidad y soltura. Tras la buena vara de Cesar Caro, corta y precisa, llegó el quite por chicuelinas de manos bajas, que recordaron a las de su padre, que tantas veces las dio  en Acho.  La faena de muleta fue colosal por la pureza y profundidad de su trasteo.  Citaba al toro a varios metros de distancia y cuando entraba en jurisdicción lo embarcaba con la muleta adelante para llevarlo de largo, suave y lento, aprovechando la movilidad y el recorrido que mostraba el astado. Las series fueron de 7 u 8 muletazos, en los medios que fue en donde se desarrolló toda la lidia. Cada pase fue limpio, sin enganchar ni enmendar los terrenos, siempre llevando templado al toro por abajo. La plaza ya se debatía en el éxtasis cuando llegó un trincherazo rotundo que coronó el final de la obra. Con una estocada arriba en la suerte de recibir, cortó las dos orejas y dio una lenta vuelta al ruedo a los gritos de ¡Torero!  ¡Torero!. Esta faena fue completa de principio a fin, desde el primer capotazo hasta la estocada recibiendo, dejando una huella imborrable en la historia de la plaza como una de las mejores faenas que se han dado.  
El tercero,  pronto y gazapón, no permitió a Roca Rey lucir en el toreo de capa que es una de sus fortalezas. Tras la pica y las banderillas, el toro acudía a los llamados pero no era fácil, había que acoplarse a pocos. La clave de la faena era embeber al toro con la muleta templando a milímetros del hocico para llevarlo toreado y así hasta donde se quisiera. De esa forma, Roca Rey logró buenos muletazos con el toro barriendo la arena. En un descuido, citó descolocado y el toro acortó el viaje para hacer por el torero, que con recursos supo sacárselo de encima y hasta obtener réditos del mal momento. La estocada caída, fue de efectos fulminantes y la plaza pidió las dos orejas. Debió ser una por el defecto de la espada.

Tras la gran faena de Manzanares al quinto, Roca Rey salió decido con el sexto, que era bravo y codicioso. Brilló toreando a la verónica de rodillas levantando al público de sus asientos. Una vara corta dejó al bravo crudo para que el peruano pueda lucirse en el quite por gaoneras. Tras un buen tercio de banderillas, inició de rodillas en los medios para recibirlo con una espectacular arrucina y continuar con derechazos ligados, en medio de un griterío descomunal. Lo toreó por ambos pitones, destacando el derecho, por donde lo hizo hasta sin la espada de ayuda. Con la plaza entregada, se puso de rodillas nuevamente, resultando cogido sin consecuencias. Tremendismo innecesario ante un toro bravo que humillaba y con el que podía ahondar en el toreo fundamental, sobre todo, porque tenía mayor poder y trasmisión que sus hermanos. Mató de una estocada arriba con la que le conceden las dos orejas. 

Roca Rey sacó su inusual raza para torear de esa forma, con ese valor y entrega, minutos después de que un figurón como Manzanares protagonizara una faena autenticamente monumental, lo que es digno de un auténtico monarca, y cortar cuatro orejas en una tarde, lo que muy pocos han hecho.  Es el 13vo. de casi 300 toreros que han actuado en la feria desde 1946, que corta cuatro orejas a un lote de 2 toros, mientras que en dos oportunidades sólo lo han hecho Francisco Rivera "Paquirri" y Enrique Ponce.

Concluida la tarde, el Jurado designó a Andrés Roca Rey como ganador del Escapulario de Oro por un voto de diferencia, convirtiéndose en el primer torero peruano que lo gana en dos ocasiones y junto con Ángel Teruel, los únicos que los han obtenido en forma consecutiva. El Escapulario de Plata fue para “Veraneante” de la ganadería Hermanos García Jiménez, lidiado en quinto lugar por José María Manzanares. Sin restar méritos a las faenas de Roca Rey, Talavante, Ponce o El Juli, la de Manzanares fue notoriamente superior de principio a fin y debió recibir el premio oficial, cuya  concesión, lamentablemente, ha recaído en gente, regidores y aficionados, que no tiene suficientes conocimientos. 

domingo, 4 de diciembre de 2016

ROCA REY CORTA CUATRO OREJAS Y GANA ESCAPULARIO DE ORO Escribe JAIME DE RIVERO


Agencia EFE publicado en el diaro ABC y otros de España

Escribe Jaime De Rivero

Andrés Roca Rey y José María Manzanares han sido los grandes triunfadores de la quinta y última corrida de toros de la Feria del Señor de los Milagros, al haber cortado cuatro y dos orejas respectivamente, a un buen encierro de Garcia Jimenez, justo de presentación, noble y bravo, destacando  los lidiados en 3°, 5° y 6° lugar. 

Morante de la Puebla cortó una oreja al primero de la tarde,  al que recibió con finos lances a la verónica que son de sello propio. Inició su trasteo con pases de tanteo para continuar por el pitón derecho por el que el toro humillaba y embestía con más clase. Centró la faena en ese pitón, con derechazos rematados con el de pecho. Molinetes y otros pases de adorno fueron el preludio de una estocada en lo alto que tumba al toro sin puntilla. Faena corta que se premió con una oreja.

Con el cuarto que es abanto de salida, no hay nada con el capote porque el torero no se acopla. El de la Puebla Inició la faena con pases de tanteo a un toro que se movía pero sin mayor trasmisión, comprobando que por el izquierdo se reserva sin permitir lucimiento. Por el derecho acude con más claridad pero Morante no se acopla a sus embestidas. Mató de una estocada caída y atravesada,   

José María Manzanares estuvo cumbre en Lima. Al segundo, que embestía con prontitud, galope y nobleza, lo recibió por verónicas templadas que arrancaron los primeros aplausos.  Tras la pica y las banderillas, inició el tercio final toreando por derechazos siempre llevándolo templado hasta atrás. Por el izquierdo se quedaba corto, por lo que retornó al derecho por donde instrumentó buenos pases de mano baja. Faena corta de acuerdo a la fuerza de su oponente. Pinchó tres veces, dos recibiendo y una al volapié, para luego acabar con el toro de otro volapie. 

La lidia al bravo quinto fue un compendio de bien torear. El toro mostró su calidad y bravura desde los primeros lances a la verónica del alicantino que fueron ovacionados. Después de la buena vara de Cesar Caro, corta y precisa, vino el quite por chicuelinas de manos bajas, recordando a las de su padre, que tantas veces triunfó en Acho.  La faena de muleta fue colosal por la pureza y profundidad de su trasteo.  Citaba al toro a varios metros de distancia para embarcarlo con muletazos lentos, largos, y suaves, aprovechando la movilidad y el recorrido que tenía el astado, que peleó en los medios durante toda su lidia.  El torero intercalaba las series de derechazos con las de naturales, porque el toro era muy bueno por ambos pitones. Cada muletazo fue limpio, sin enganchar y llevando templado al toro por abajo. Un trincherazo de cartel frente al tendido 4 fue el broche final de la obra entre gritos de !Torero! !Torero!. Con una estocada arriba y fulminante, en la suerte de recibir, cortó las dos orejas y dio una lenta vuelta al ruedo en medio de una inmensa ovación.

El tercero, bravo, pronto pero gazapón, no permite que Roca Rey se luzca en el toreo de capa que es una de sus fortalezas. Tras la vara y las banderillas, el toro acude a los llamados pero no es fácil el acople y Roca Rey lo va metiendo en muleta de a pocos. La clave de la faena es llevar al toro embebido en la muleta a milímetros del hocico, pero si se le separa se desentiende y se descordina.  De ese modo Roca Rey logró buenos muletazos, largos, templados con el toro barriendo la arena. Lo citó descolocado y el toro se le quedó cortó con peligro, sacándoselo de encima con recursos incluidos hasta dos cambiados por la espalda, logrando réditos del mal momento. La estocada caída, fue de efectos fulminantes y la plaza pidió las dos orejas que le concedieron.

Después de la gran faena de Manzanares al quinto, Roca Rey salió decido a todo con el sexto, que era bravo y codicioso. Brilló en las verónicas de rodillas que remató con una larga cambiada que levantó al público de sus asientos. Una vara corta dejó al bravo crudo para que el peruano pueda lucirse en el quite por gaoneras. Tras un buen tercio de banderillas, inició citando de rodillas desde los medios para recibirlo con la arrucina y continuar con derechazos ligados. Lo toreó por ambos pitones, destacando el derecho, por donde lo hizo hasta sin la espada de ayuda. Se puso de rodillas nuevamente, resultando cogido sin consecuencias. Recurso innecesario cuando lo conveniente era ahondar en el toreo fundamental, porque el toro tenía muchísima calidad, recorrido y, sobre todo, mayor poder y trasmisión que sus hermanos. Mató de una estocada arriba con la que le concedieron las dos orejas.

Concluida la tarde, el Jurado designó a Andres Roca Rey como ganador del Escapulario de Oro del Señor de los Milagros 2016, convirtiéndose en el primer torero peruano que lo gana en dos ocasiones y junto con Ángel Teruel, los únicos que los han obtenido en forma consecutiva. El Escapulario de Plata fue para “Veranozo” de la ganadería Garcia Jimenez, lidiado hoy en 5to lugar por José María Manzanares.

jueves, 1 de diciembre de 2016

CARETAS "LA GRAN TARDE DE ACHO" CRONICA 4° DE ABONO


El magisterio inagotable de Enrique Ponce volvió a estremecer Acho.  
Enrique Ponce y Alejandro Talavante remecen los cimientos de Acho con faenas de antología y 
el público rendido a sus pies.

Revista Caretas
Escribe Jaime de Rivero

La plaza de Acho volvió a ser la de siempre. La que vibra, estalla y retumba como en las épocas doradas de Manzanares y el Capea, o de Manolete, Procuna y Bienvenida. Dos figuras del toreo en estado de gracia, Ponce y Talavante convirtieron la emoción en fervor, la pasión en delirio y el toreo en lo que siempre debe de ser, un arte de inigualable dimensión. 

La emblemática ganadería Juan Pedro Domecq se volvió a lidiar en Lima después de 16 años; un encierro bien presentado, noble y bravo, al que le faltó una pizca de transmisión para redondear. Todos embistieron -lo que no es usual-, permitiendo la gran tarde de toros.

Al que abrió plaza, que le costaba humillar en los primeros tercios, Ponce lo toreó a su aire, sin exigirle en las primeras series para luego, de poco a poco, bajarle la mano hasta hacerlo humillar, llevándolo largo, por el pitón derecho que fue el mejor. Con una estocada arriba, en el sitio, cortó la primera oreja.

La faena al cuarto fue una genialidad del Torero de Lima, no sólo por la composición estética sino por el esmero que empleó desde los primeros tercios. Construyó una faena cumbre a un toro que era remiso y al que hizo romper, que no es otra cosa que entregarse a embestir con franqueza hasta el final, línea divisoria que separa a los bravos de los mansos. La faena abundó en derechazos y naturales, lentos, ligados y rematados con los de pecho, largos y eternos, en medio de los gritos de ¡Torero! ¡Torero! y una sensación indescriptible que se apoderó equitativamente de toda la plaza y que el valenciano, con 17 ferias a cuestas y 25 años de toreo en Lima, sabe provocar como ningún otro.   

Cuando todo se creía consumado, el toro sometido y la plaza rendida, apareció la sombra negra de su toreo. La espada ¡la maldita espada! impidió nuevamente refrendar la genialidad de su obra con trofeos. Es inconcebible que un diestro tan formidablemente dotado para el toreo no haya podido dominar la suerte suprema después de tantos años y por la que ha perdido tantas puertas grandes. 

La vuelta al ruedo fue tan larga como apoteósica. Y al final, solo, en el centro del anillo, recibió una ovación atronadora de una multitud enardecida que lo reafirma, una vez más, como su torero predilecto. 
 
"Ponce es del once"  se escuchó en sol, donde el poncismo es incondicional.
Talavante estuvo soberbio con el primero, justo de presencia y fuerzas, que acudía con nobleza a los engaños. La faena transcurrió de menos a más, logrando los muletazos más limpios de la tarde pero que no terminaron de calar porque que el toro no transmitía lo suficiente. De un metisaca y una estocada tumbó al juanpedro, recibiendo una cerrada ovación.

La gran faena llegó con el bravo quinto, el mejor del encierro, al que citó de rodillas para recibirlo con pases y cambiados que estremecieron a la concurrencia. Continuó por naturales y derechazos, alternándolos con adornos, siempre llevando al burel cocido a la muleta y aprovechando su largo recorrido. 

Talavante hizo antología del arte de torear con series de seis y siete naturales sin moverse del sitio, causando verdadera conmoción. Terminó como empezó: luciéndose de rodillas y el arrimón final. Toreo de temple, mando y gusto, y sobre todo, de sello propio. De no haber pinchado, no se sabe qué habría ocurrido. Le dieron una oreja, y en medio del alboroto y la apoteosis, una interminable vuelta al ruedo.

Completaba la terna Joselito Adame, que es un buen torero pero nunca de la jerarquía de sus prodigiosos alternantes. Cortó una oreja al tercero y dejó ir un gran toro, el sexto, que en otras manos habría formado desorden.

Sin duda, las faenas de Ponce y Talavante han de sumarse a los machones gloriosos que sostienen la historia de la plaza, a los que aludía metafóricamente el incomparable Manuel Solari Swayne. En otros tiempos, se los habrían llevado a hombros por la puerta grande, aún sin cortar las dos orejas.